viernes, 12 de noviembre de 2010

Verano tétrico



Íbamos un grupo de amigos a tomar algo en una cafetería, debido a que era un tanto pequeña y estrecha decidimos sentarnos en la terraza juntando un par de mesas y disfrutar de los primeros rayos del verano.
Tras una agradable charla frente a una bebida refrescante, algunos de nosotros continuamos la tarde refrescándonos en la piscina de la casa de uno de nosotros (recordando pienso que es la piscina de Alex, pero en el sueño no la identificaba como tal).
Era una agradable tarde soleada y disfrutábamos de esos primeros baños que tanto se añoran invierno. Yo me alejé un poco del resto, siempre con mi afán cotilla que me caracteriza, y me asomé por unos barrotes que daban como a un cuarto inferior, tal vez un trastero o una especie de garaje.
Allí, para mi sorpresa, vi a M.; aquí haré un breve inciso, por un lado omitiremos el nombre para evitar problemas, ya que obviamente no la considero capaz de hacer lo que narraré; y por otro recordar que hace poco fue Halloween, con las correspondientes películas de miedo, así que no me toméis por una psicópata jajaja.
Bueno, volvamos a la historia, en el citado habitáculo estaba M. y la descubrí degollando a un chico, sin compasión y sin atisbo de remordimiento en la mirada, fría y cruelmente.
Me separé rápidamente de la apertura para evitar ser vista y volví con los demás a tiempo antes de que ella se nos uniera, evitando así cualquier tipo de sospecha. Me sentía confusa y desconcertada, sabía lo que ella había hecho, pero no podía decirlo sin más, pues por un lado nadie me creería y por otro mi vida correría grave peligro. Así que intenté actuar con normalidad, como si nada hubiera pasado, pero estando atenta a todos sus movimientos.
Decidí ir a dar un paseo por los alrededores para pensar con tranquilidad sobre cuales serían los pasos correctos a dar. Estaba andando por el patio interior de la casa cuando de repente vi algo extraño en una de las habitaciones, así que entré y vi a Patricio (sí, la estrellita de Bob Esponja; ya, sí, también, estoy pa que me encierren :p jajaja); a lo que iba, vi a Patricio tirado en el suelo y me dijo que M. le había llevado hasta allí y dejado la ventana abierta aposta para que cuando entrasen los rayos de luz lo matasen, ya que su especia en verano debía mantenerse totalmente a oscuras en una especia de hibernación hasta que llegara el invierno.
Me dirigí rápidamente a cerrar por completo la ventana, tanto la persiana como la cristalera. Él me dio las gracias por salvarle la vida y salí por la puerta decidida a saldar las cuentas, eso no podía seguir así, costase lo que me costase acabaría con los graves incidentes y con la causante de ellos.


1 comentario: