Cuántas veces hemos visto en las películas a la persona
de turno pegada al teléfono esperando una llamada que no llega, o realizando
esa llamada que no debiera.
Un teléfono, un móvil, tal vez un chat en la pantalla del
ordenador, no importa el medio, nos quedamos mirándolo, como si esperáramos que
por desearlo mucho todo cambiara de repente. Minutos, horas, largos momentos
simplemente mirando, sintiéndote tonta por no hacer nada más, por no conseguir
que dejen de pasar esos malos pensamientos por tu mente.
Al final caes, sí, siempre caes, haces esa llamada, o
escribes ese mensaje; y eres feliz de recibir respuesta aunque sepas que ya no
tienes la llave de ese corazón. Pero… también sabes que debes controlarte, que
debes estar esos momentos muertos esperando, porque no puedes sobrepasarte si
no quieres perder lo único que te queda.
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